martes, 29 de abril de 2008

No creo en más Infierno que tu ausencia, Paraiso sin ti, yo lo rechazo...

Siempre digo, que las parejas no se salvan en la cama, pero sí se estropean en la cama...
Ya lo dice Joaquin Sabina, física y química.. y si no hay química... la cosa va mal... y peor de todo eso es que no surge con quien nosotros queremos, ni siquiera con quien nos conviene, surge y ya está, y uno conoce a alguien con quien siente que podría ser feliz y que entenderá esas cosas que no diríamos a nadie porque ni siquiera hace falta decírselas, porque hay confianza y nuestra alma es más liviana en su compañía... y podemos mostrarnos sin vergüenzas y sin pudor y nuestro corazón se alegra si está cerca aún estando lejos, a miles de km a veces... Se puede estar más cerca de una persona a 10.000 km que de la que duerme a tu lado en la cama...

Antonio Gala no fue santo de mi devoción, me parecía -me parece a veces- una piscina de mermelada en la que he caído por error y que amenaza con ahogarme, hasta que leí -en el autobús lo confieso- "El manuscrito carmesí"... El libro lo había ido posponiendo, me lo habían regalado y cuando empezaba a leerlo en la cama me quedaba frita... , confieso que lloraba desconsoladamente cuando Boabdil narra desolado: Vengo de dar tierra a Moraima...

Y por último sus poemas, sobrios y desde luego basados en experiencias vividas, nadie que no sepa lo que es la necesidad del otro, el desamor, la soledad, puede escribir así sobre él...

Atardeció sin ti. De los cipreses
a las torres, sin ti me estremecía.
Qué desgana esperar un nuevo día
sin que me abraces y sin que me beses.

A fuerza de tropiezos y reveses
la piel de la esperanza se me enfría.
Qué agonía ocultarte mi agonía,
y qué resurrección si me entendieses.

Atardeció sin ti. Seguro y lento,
el sol se derrumbó, limón maduro,
y a solas recibí su último aliento.

Quién me viera caer, lento y seguro,
sin más calor ni más resurgimiento,
gris el alma y frustrada entre lo oscuro.

Y es que a veces ante algunos dolores la muerte llega a parecerse demasiado a la liberación...

Condena ~

A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

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