Desde que se había reanudado nuestra relación en común, y ella se había decidido tras un breve tiempo de convivencia, arriesgándolo todo, para venir a vivir conmigo, todo entre nosotros había rodado con suavidad, aunque no exento de problemas y roces... A veces, el pasado volvía arrollador, era una nube que de vez en cuando descargaba y que volvía planteando dudas y problemas que no deseábamos pero que estaban ahí...
Cuando por fin me planteó real de venir a vivir a Bolivia, dejando España, y que necesitaba ciertas seguridades para ello, me invadió cierto miedo y vértigo... Después de todo hasta ahora el bdsm había sido algo que siempre indirectamente yo había controlado, pero el tiempo me había demostrado que la visión que ella tenía de este tipo de mundo y que todo lo que había sucedido entre ambos podía pasarme factura, esta vez real... Después de todo, ¿no era eso lo que yo siempre había deseado?
La decisión que acabábamos de tomar era el paso más arriesgado en la vida de ambos y yo comprendía que ella me pidiera ciertas "seguridades" que la protegieran, ya que nuestra historia no había sido precisamente fácil, comprendía sus dudas y que ella quisiera la certeza de que ante un cambio de decisión o vuelta atrás mía, pudiera retomar su vida en España sin mas perjuicio que el de sus propios sentimientos... lo pensé detenidamente, después de todo, no era eso lo que mas íntimamente había deseado siempre?
Tras la firma del contrato privado de sumisión, firmé con alegría y cierto miedo-preocupación los papeles que me despojaban de mi vida anterior, ahora yo mismo y todo lo mio, pertenecían a "Y" ... Esta vez si que realmente el ponía su vida a sus pies... Desde el mismo día que ella había puesto un pie en su casa, manejaba su vida personal y social a su antojo, tomaba decisiones sobre el que hasta ahora había sido su hogar y sobre lo que hasta ahora había sido su patrimonio en exclusiva, esta vez, el si que se había jugado todo en esta nueva vida... Curiosamente, también por primera vez en mucho tiempo me sentía en paz consigo mismo y satisfecho.
Los primeros meses habían transcurrido rápidos, y sorprendentemente felices, había ido recibiendo instrucciones sobre como servir a mi ama, todo aquello que a ella le gustaba o agradaba, desde como hacer la compra a como organizar la casa de la que ahora me ocupaba por completo, aunque a veces -pocas- ella me ayudaba, como tampoco ella había querido que dejara de trabajar, mi ama había decidido tomar otro esclavo para tareas de limpieza, pero esta nueva presencia, aunque eventual me desconcertaba y me hacia permanecer en el miedo constante de ser sustituido y dejar de ser algún día su esclavo principal. Era también consciente de que esto me hacia permanecer mas alerta y esforzarme doblemente en su servicio.
A la llegada de ella, mi cuerpo y mi mente estaban totalmente desentrenados, hacia años que no mantenía ninguna relación de sumisión a ninguna mujer. Acomodarse de nuevo a reglas estrictas, a incomodidades que iban mas allá de una sesión etc... me había costado y las cosas no habían transcurrido sin tensiones, mas de una vez había pensado en abandonar, así cada día, daba un paso más en mi yo sumiso sin que hubiera a veces lucha entre el yo esclavo y el yo que todo hombre lleva dentro.
La casa había sufrido ciertos cambios, -aunque pocos- y acomodos a la nueva situación, cualquier momento, situación y lugar eran totalmente validos para recibir una lección sobre mi mismo y lo que se esperaba de mi en mi nueva vida.
A la llegada del trabajo debía ponerme inmediatamente un collar metálico que se cerraba y permanecía abierto en el cajón del mueble del teléfono que había junto a la entrada, cada día, ella lo abría justo antes de dejarme salir y lo colocaba allí, nada mas regresar yo lo recogía y me lo colocaba, debajo del collar solía haber instrucciones que ella si no estaba, había dejado sobre lo que deseaba cenar, o la tarea que tenia que hacer mientras ella regresaba, si vendrían invitados, la ropa que debía vestir... etc, durante los dos primeros meses, en que ambos nos habíamos ido adaptando a la nueva situación mi ama había seguido un sistema de castigos-recompensas, para reforzar mi aprendizaje. Ahora el horizonte se desdibujaba entre ambos por que yo iba sintiéndome cada vez mas propiedad de ella y ambos nos íbamos relajando y acomodando a esta nueva vida.
De un tiempo a esa parte, ella me había avisado que había decidido reforzar mi educación y que ya me consideraba "preparado" para comenzar a lograr sacrificios mayores solo por satisfacer su voluntad.
También en mi nueva vida, había aprendido que todo desde ese momento, era un "regalo" de mi ama y que no tenia ya poder de decisión sobre los acontecimientos mas nimios e irrelevantes de mi vida. Así, recientemente, por ejemplo, ella me había indicado que cuando hubiera un partido de fútbol que el deseara ver, debía comentárselo, luego debía realizar una petición por escrito y dejarla en la mesa de su escritorio, con el día y la hora del partido... Posteriormente ella me comunicaría su decisión al respecto.
Esto sumaba una extraña expectación y ansiedad ante la llegada de cualquier acontecimiento deportivo... Así, cualquier acto de mi vida era ya una excusa para aceptar que ahora pertenecía a otra persona y que Ella podía por simple capricho o como un recordatorio, prohibirme tener aquellos "pequeños gustos" que a mi tanto me agradaban.
No había pasado aun demasiado tiempo desde que sin motivo alguno, me había prohibido ver uno de los partidos importantes de liga... Rabia demorado la decisión hasta que finalmente a la hora justa del partido me había encerrado en un pequeño habitáculo que recientemente había ordenado construir a modo de despensa en el sótano Al principio me molesto, me incomodo... creo que ella noto cierto aire de contrariedad, aunque por supuesto no dije nada...
El calor allí era insoportable, pegajoso y estaba encadenado de tal manera que apenas me podía mover, las 5 horas de ese encierro habían sido una de las experiencias mas aleccionadoras de mi nueva vida...
En poco tiempo tenia picores por todo el cuerpo, y me intentaba rozar desesperado a las pareces para poderse rascar, a veces parecía, según me iba poniendo mas y mas nervioso que me faltaba incluso el oxigeno... Y si ella se "olvidaba" de que estoy aquí? y si había salido de la casa? No se oía absolutamente nada, la había oído quedar para una cena por teléfono, y si la cena era aquel día?... Tenia deseos de gritar, pero no me atrevía, una vez el había interrumpido un castigo de este tipo, y ella me había mostrado un enorme disgusto y decepción, este había sido el peor castigo recibido hasta el momento.
Entonces Mi ama se había pasado casi dos días, en que estuvo seca y distante conmigo, las pocas veces que me dirigió la palabra o me solicito u ordeno algo... Prefería soportar la situación a pasar de nuevo por esos días, con todos los fantasmas que habían pasado por mi mente en aquellos momentos... Y si se iba? Y si tomaba otro esclavo? Y si decidía traer a otro hombre a casa?... Y si pensaba que no había merecido la pena apostar por mi?... Y si...?
Uf que tormento, No solo no me podía mover, tenia los músculos y huesos totalmente entumecidos y empapados por el sudor, el cuerpo me picaba a horrores y tenia mucha sed... seguramente había perdido ya mucho liquido por el calor... Cuanto tiempo estaría ahí? Se habría olvidado ella de mi? Otra vez, la odiosa sensación del olvido... pero el estaba encadenado, no tenia agua ni comida... estaba seguro de que no iba a pasar... pero podría incluso llegar a morir... Que agobio¡¡¡ que sed¡¡¡ Cuanto tiempo habrá pasado?... Que silencio... no se oye nada... arrg, algo me anda por la pierna, que asco¡¡¡ según me voy moviendo se me desencajan los testículos que tengo atados al cuello y me obligan a permanecer sentado en una posición forzada... que dolor de espalda¡¡¡.
A ver, respira, hay que controlar esta situación, contrólate estas al borde del pánico, piensa en otra cosa, pero en que puedo pensar? que silencio¡¡¡ que oscuridad¡, empiezo a pensar en Ella, en miles de cosas que han pasado desde que nos conocimos, hasta ahora jamas nunca me ha puesto en peligro ni ha permitido que me pase nada malo, me ha cuidado y me ha protegido... eso me tranquiliza, pero es que realmente, no puedo mas¡¡¡... Tengo calambres por todo el cuerpo... Que dolor¡¡¡
Ahora ella regresa, ha entrado, se ve por debajo de la puerta una luz, por favor¡ que venga¡¡¡ que me saque de aquí¡¡¡
Se abre la puerta, por fin¡¡¡ Agua por favor, estoy sediento. Ella llena un vaso con agua y se lo bebe, uhm que fresca... dice mientras se pasa la lengua por los labios, deliciosa...
No puedo moverme solo levantar la cabeza, con ojos suplicantes, sudoroso, la miro y balbuceando digo, por favor. lo he comprendido, agua.. por favor, por favor...
Ella llena otro vaso de agua me mira, sonríe, y se agacha dulce, estoy a punto de beber y sorprendentemente vuelca el vaso y lo tira al suelo, no puedo mas¡¡¡ que sed¡¡¡ Se ríe..me he tirado al suelo caigo de lado por que la manera en que estoy encadenado no me permite otra postura, lamo el suelo, pero no consigo hacerlo efectivamente, ahora, ella da un paso mas y se sitúa con sus zapatos en medio del charco ensuciando el agua que intento lamer...
Quieres agua? si por favor... soy tuyo, haré todo lo que quieras, necesito beber..., ¿todo? Pregunta ella radiante...cualquier cosa, le respondo, ¿Quieres agua? Si, por favor, la necesito...
Pues tranquilo que te vas a hinchar de agua... Llena otro vaso y me mira burlona, pasa por mi cabeza... "la va a tirar de nuevo... "
Estoy realmente angustiado y sediento, Empiezo a sollozar... Ella sonríe, tranquilízate, lo hago por tu bien... es para educarte... dice irónica..Yo ahora lloro sin control... agua¡ agua¡¡¡ Ella sonríe de nuevo y me dice... a ver, dime, Javier, me susurra al oído, quien manda aquí? Tú, tú mandas aquí, ¿En que mando? En mi, en todo, soy tuyo, ¿no me ves?
Me acerca el agua la boca y me deja beber, yo ahora lloro mas pausadamente, ¡gracias, gracias,! repito, un poco mas por favor¡¡¡, por favor...
Ella me está desencadenado, tira de mi y me saca del horrible habitáculo, no me puedo mover, ha dejado el vaso en el suelo y no me puedo mover para cogerlo¡¡¡ tengo calambres por todo el cuerpo..
¿Podría beber más? por favor. ¿Tienes prisa? ¡No, no!... solo es que.., ¡perdón!, solo es... que tengo mucha sed, he debido perder mucha agua, sude mucho... Si, ya lo veo... Ella me acerca el vaso y me lo da cariñosamente a sorbitos...
Dime, ¿has pensado en mi? -Si, todo el rato-, ¿Has tenido miedo? -Si mucho-. No tiene sentido mentir, ¿para que? y menos después del espectáculo que acabo de dar...
Y ella ahora parece tan cariñosa, tan agradable, ¿Quieres mas agua? Si por favor... -TE has perdido el partido-. Si, intento sonreír ¡El partido¡¡¡ que lejos queda ahora mismo¡¡¡ ¿Te has acordado del partido? No, para nada, "Y". sonríe ahora maliciosamente, y me espeta: ¿Ves? lo he hecho por tu bien, para que puedas ordenar tus prioridades, la primera es tener en tu mente todo el tiempo a tu ama, comprender que todo lo tuyo, tu mismo, tus deseos mas pequeños le pertenecen, y sobre todo centrar tu mente en lo realmente importante, me perteneces, eres mio y solo obtendrás lo que te merezcas y yo te quiera dar... ¿comprendes? Si, lo he comprendido -cualquiera dice otra cosa-... Además es verdad, deseaba con todas mis fuerzas ver ese partido... Y no me he acordado de él...
Bien, es satisfactoria tu educación, cuando puedas levántate y sube al salón.. Ella se aleja de nuevo... pero pasa un buen rato antes de que me pueda mover de nuevo... Como puedo me incorporo y subo tambaleándome, ¡sube, estoy arriba¡¡¡ -oigo desde el salón..
La escalera de la planta superior aparece a mis ojos desafiante, que suplicio, la subo como puedo, ahora entro en la habitación, que bien huele¡¡¡ La bañera está hasta arriba de espuma, el hidromasaje puesto, imagino que "Y" se va a dar un baño... Entonces ella aparece, y me dice que entre en el baño...
Parece tan agradable, tan llena de paz, no parece la misma mujer que me ha dejado hace un rato para que subiera como pudiera en el sótano.. entro, ella se coloca detrás de mi, y cariñosa, me susurra al oído, ¿estás cansado vida mía? si... mucho, no te preocupes, hoy yo te voy a cuidar, y con la esponja suavemente me frota el cuerpo, por fin la sangre empieza a circular, que paz, tengo la mente en blanco... solo me atormenta según me relajo y ella me frota el cinturón de castidad...
Me lava el pelo, me besa... y sale de la habitación, -Me voy... descansa, me tumbo en el suelo, en el lugar que ella tiene destinado para mi, a los pies de su cama. Estoy exhausto, mientras me duermo, repaso todo lo que ha pasado y no puedo dejar de pensar en ella, en la manera en que va minando mi voluntad... Sonrío y me duermo...
domingo, 31 de agosto de 2008
EL TANQUE, CAP I
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martes, 26 de agosto de 2008
viernes, 22 de agosto de 2008
SPIRIT DENNIS COLD un tipo muy inteligente...
Quisiera trasladaros aquí unas palabras que me parecen muy interesantes, pertenecen a Spirit Dennis Cold, desde que entré en contacto con él me sorprendió gratamente su manera de expresarse, su conocimiento del tema y sobre todo el humor y naturalidad con que habla de las cosas.
Spirit, tiene un ama -que no soy yo-, tiene una esposa -que tampoco soy yo- y tiene una vida que compagina con mayor o menor éxito con su ser sumiso, pero lo más interesante de esta vida es que mantiene como yo, una relación importante de bdsm con una persona que es especial en su vida y que comparte su experiencia...
Saludos y aprovéchenla
3-MIEDOS, DESEOS Y GENTES Y PERSONAS EN GENERAL
“Una cebra va por la selva y se cruza con un león que quiere comérsela. Evidentemente, tiene miedo. El miedo es importante, pues viene ligado al instinto de supervivencia. Pueden pasar dos cosas; que la cebra se escape o que sea comida. Si es comida se acaba la historia. Pero si se escapa también se acaba la historia; la cebra sigue, una vez a salvo, paseando por la selva, comiendo hierva y haciendo su vida de cebra normal. Olvida el miedo que le generó ver al león y que le hizo escapar. Pues bien; el hombre es el único animal que continuamente piensa que ve a un león. Y el miedo que esa visión le provoca hace que genere las mismas reacciones químicas que si de verdad estuviera allí. Y ese continuo miedo no le hace sobrevivir, si no que le impide crecer”.
Transcripción bastante libre de una entrevista a Eduard Punset.
Recapitulando; por las razones que sean, tenemos estas fantasías o hemos dado con ellas cual Santo Grial. El siguiente paso es llevarlas a la realidad. Sin embargo, dar el paso de una fase a otra no es nada fácil, aunque como en todo me remito a que cada persona es un mundo y tiene su historia y circunstancias. No porque no haya gente, medios u ocasiones para llevarlas a la práctica, que en todo caso sería otro tema. Si no que es difícil dar el paso por nosotros mismos.
Tenemos miedo porque nos sentimos raros. Tenemos miedo porque no nos aceptamos. Porque desconocemos. Porque mitificamos y no comprendemos. Porque negamos. Porque al fin y al cabo existen términos como el dolor y eso da un poco de yu- yu. Porque hemos oído, leído o visto estereotipos insanos sobre estos mundos. Porque estamos hablando de algo que no es convencional. Porque nos puede dar vergüenza reconocer que nos gusta que nos peguen, aten y vejen, incluso a nuestros más íntimos. Porque la sociedad nos califica de depravados y el rechazo es tal que ríase usted de aquel al que le abandonó el desodorante. Por cómo reaccionará nuestra pareja, caso de tenerla. Porque si eres sumisa y dices en tu entorno que te gusta esto te dirán cosas como “acabarás muerta en un descampado”. Porque el infierno son los otros. Porque si eres Amo te acusarán de maltratador. Porque por mucho que nos la suden los demás, estamos viviendo con ellos. Porque aceptarse es un proceso, y luego tirarse a la piscina otro. Porque no cuestionan a la persona, si no al rol. Dejas de ser el macho masculino tradicional, caso de ser sumiso, y te conviertes en un fracasado calzonazos a ojos del mundo. Y encima a saber cómo harás o canalizarás esas fantasías raras, a ver si te crees que eso se puede decir en la barra de un bar y ligar con la primera que pasa.
¡Ey!, nadie dijo que fuera fácil.
Sí que es cierto que existe una cierta “barrera” ante estos mundos y todo lo expuesto es verdad, pero que nadie muera de frustración. Para ello ya tenemos el fútbol. No estamos en Afganistán y se ha exagerado un poco el panorama. Pero para que no se piense que se ha exagerado mucho pondré algunos casos, a modo de ejemplos, que he visto/ vivido o me han contado a lo largo de mi larga o corta trayectoria;
Conozco un amigo, sumiso también, que ocultó durante años sus fantasías sexuales porque pertenecía a un cuerpo macho y viril como La Legión. ¡Ah!, el ejército; acepta a los asesinos en masa pero no a los que les gustan ser dominados por mujeres. Otro conocido ocultó durante años sus fantasías a su esposa, porque tenía miedo de que no le comprendiera. Ignoro como acabó la historia, supongo que con amantes furtivas y/o divorcio. Yo era habitual de un chat. Durante un tiempo hice amistad con una chica que buscaba información, pues su pareja le había pedido practicar bdsm y ella estaba confusa y asustada. -“¿Y si se pasa de la raya?“- me preguntó un día. Creo que entonces: a) no confías en tu pareja b) no estamos hablando de bdsm, por lo que en ambos casos tenéis un problema, pero oye...... ¿quién soy yo para asesorar matrimonialmente a nadie? Algunas noches de luna llena me preguntó qué habrán hecho al final, aunque me tomo un par de cervezas y se me pasa.
Comentando el tema de que a veces es difícil dar un paso adelante, una amiga, hoy en día una de las mejores Amas del Reino, me dijo que eso son chorradas, pues si algo te gusta lo pruebas y ya está, como hizo ella. Y entonces un contertuliano le recordó la primera vez que entró a un local bdsm, siendo ella por aquel entonces simple curiosa. Iba con una amiga que quería probar la sumisión con un noviete que tenía y la hoy en día “no pasa nada, se prueba y ya está”, empezó a dar gritos de que como hicieran daño a su amiga se iban a enterar, que vaya locos que eran todos los que estaban allí y demás lindezas. Vivir para ver las vueltas que da el mundo. Me dice la protagonista que no fue exactamente así, pero....¿vamos a cambiar una bonita leyenda por una miserable realidad?.
Personalmente, a mi me costó bastante aceptarme durante la adolescencia. Lo cual, esto me recuerda, con la perspectiva del tiempo, a aquellos gays que salen en “El Diario de Patricia” contando que ocultaban su homosexualidad a sus madres y que ligaban con chicas para ocultar sus verdaderos deseos. Porque claro, en una discoteca, le puedes decir a una chica si estudia, trabaja o se deja meter mano (normalmente las 3 cosas). Pero no si te puede atar y pegar. Así que yo durante una larga etapa adolescente negué mis fantasías e incluso me avergonzaba masturbarme con ellas. Qué tonto que era, por Dios, pero qué le vamos a hacer. Si volviéramos atrás con todo lo que sabemos ahora seríamos Dioses.
Mucha gente, es cierto, no ha tenido trauma ninguno. Ha dicho “esto parece que mola, a la piscina con ello”. Otros simplemente se han dejado llevar de la mano de alguien en quien han confiado o a quien han querido, de forma progresiva, poco a poco. Hay quien ha tenido miedo a saber si está a la altura. Supongo que no le gustaría lo suficiente, porque ese mismo miedo lo pudimos tener todos a dar nuestro primer beso y aún así lo dimos. En fin; nos remitimos a lo dicho de que cada persona es un mundo y tiene su propia historia......¿Tenías miedo al entrar? ¿A qué? ¿Cómo lo venciste?.
Puede no ser fácil abrirse camino, pero las fantasías sexuales son tercas y se abren paso por ellas mismas. No se pueden poner diques al mar. Todo parte de un deseo. Y que éste sea lo suficientemente fuerte para llevarte hasta el final y vencer todo tipo de miedos. ¿A qué se reduce todo? Supongo que a una cuestión de libertad y seguridad.
Libertad para elegir la opción sexual que quieras sin que te condicione tu entorno. Y eso requiere de un proceso y de una madurez. Seguridad para llevarlas a la práctica sabiendo que es eso, una fantasía.
Me viene a la mente un chiste-moraleja recogido por Jorge Bucay en su libro “Déjame que te cuente...”. Dos amigos se encuentran y uno le dice al otro que va al psiquiatra porque se mea en la cama. Al tiempo se vuelven a encontrar.
-¿Qué -le pregunta el amigo- cómo te ha ido la terapia?.
-Fabulosa -Le contesta él.
-¿Ya no te meas en la cama?.
-Sí, pero ya no me importa.
Hay dos versiones más; en una la contestación es “sí, pero ya se por qué” y en otra la contestación es “sí, pero ahora me pongo calzoncillos de goma”. En todo caso también me viene a la memoria el cuento del ciempiés, este recogido del libro “El mundo de Sofía”;
El ciempiés era el mejor bailador del bosque. El grillo, que le tenía envidia, quiso desmontar su hermoso baile. Y por ello le preguntó; “Ciempiés; me encanta tu forma de bailar. ¿Cómo lo haces? ¿Pones primero tu pie número 49 y luego el 15? ¿Empiezas por los múltiplos de cinco y luego avanzas con los pares?” El ciempiés se quedó pensativo. No sabía cómo lo hacía. Y desde entonces, cada vez que se ponía a bailar, lo pensaba y no le salía ningún baile. A veces, la razón anula la intuición.
Es decir; qué más da porque nos gustan estas fantasías. No debería ser ese el debate. El debate debería ser vivirlas y disfrutarlas. Y hacer algo útil y bello con ello.
Y ahora enfocamos el tema de la seguridad;
Cuando alguien entra un poco en estos mundos desde el desconocimiento más absoluto (y más legítimo) lo primero que le viene a la mente son las leyendas urbanas que Hollywood o las series malas de la tele se han encargado de propagar. La advertencia de que acabarás muerto/a en un descampado. (Pero tranquila, que el agente Grissom resolverá el caso).
Vamos a ver; los psicópatas, asesinos y mal nacidos en general no se disfrazan de bdsm ni tienen nada que ver con él; son psicópatas, asesinos y mal nacidos en general, y existen desde el alba de la humanidad y existirán hasta el final de los tiempos. Punto. El bdsm, estos juegos, no tienen nada que ver con los terribles sucesos que leemos cada vez más habitualmente. Las diferencias son palpables, pero antes me gustaría remarcar una frase de un amigo mío que creo definitoria; “Conozco a muchas mujeres que han acabado en el hospital o directamente muertas a manos de sus parejas convencionales. A ninguna que le haya pasado lo mismo por practicar bdsm”.
Y es que una relación bdsm no es más que un Mc Guffín y una suspensión de la realidad. Me explico;
El Mc Guffin, en el argot cinematográfico, es algo así como “un truco”. Un suceso que da origen a la trama y que está presente de forma obvia (y por tanto imperceptible) en toda la película, aparentemente nimio pero de vital importancia porque sin el cual no se hubiese originado nada. Como cuando en “Ciudadano Kane” el moribundo dice “Rosebud”. Gracias a ello, pese a que nadie lo ha oído, se repasa su vida. Pues bien; en el bdsm el McGuffin es que es un juego de voluntades. Se está porque se quiere. Y eso mismo se obvia y nos conduce a suspender la realidad; es decir; estamos dispuestos a creernos (o, mejor dicho, a sentir) cosas que sabemos que no son ni ciertas ni creíbles, como cuando vemos “Supermán“ y admitimos que un hombre puede volar. En este caso ejercemos unos roles, creamos unas reglas. Creamos un mundo interior en el cual no ha de entrar el mundo exterior. Lo que diferencia una relación bdsm, por muy extrema que sea, de estar preso en Guantánamo, los malos tratos o recibir una paliza del borracho del bar es que el bdsm es esto. Un salto con red. Creo que la mejor definición que se me ocurre es que, en mi nada humilde opinión, creamos una ilusión. Nos creemos las prácticas, las transformamos en emociones, las vivimos y sentimos.
El sumiso/a hace una “cesión de derechos” porque le da placer entregarse, disfrutar con el dolor, disfrutar con las ataduras o con las vejaciones, y el dominante “recoge” esos derechos para utilizarlos porque le da placer su complementario; dominar, vejar, azotar, etc.....pero nos ponemos de acuerdo hasta donde podemos y queremos llegar. El dolor duele, claro, pero en el momento que es un dolor elegido ya no es un daño real. Ya hablaremos de canalizarlo en otras sensaciones. Y el pegar puede ser peligroso si se pega mal, claro, pero por ello se tiene la confianza de que la parte dominante no va a hacer nada que no esté segura de hacer. Los verdaderos sádicos no practican el bdsm; se hacen presidentes de los EEUU.
Y en esto un aviso a los humoristas sin ideas; la figura del masoca que va por las calles pidíendole a la gente que le pegue, no existe, por mucha (supuesta) gracia que haga (supongo que las primeras tres millones de veces alguna haría). El dolor se disfruta en un contexto, en un ambiente de fantasía, con unas normas de seguridad.
Por ello todo aquel que se haya adentrado en el mundo del bdsm sabe que el lema del mismo es “Sano, Seguro y Consensuado”. Se trata de jugar a una fantasía sabiendo lo que podemos hacer y lo que no. En el momento en que las reglas no se cumplen, el sumiso “recupera” los derechos que previamente ha cedido, se hace obvio el Mc Guffín y se grita a los 4 vientos. Se rompe la cuarta pared y Superman dice; “me llamo Cristopher Reeve y estoy colgado de un cable“. Se para el juego.
¿Existen riesgos? Como todo en esta vida. En el momento en que alguien está atado está indefenso....¿cómo sabe que la otra persona va a respetar esas reglas y no se va a extralimitar? Ahí partimos de la confianza en la otra persona; el bdsm es un juego de confianza y honestidad, por eso tampoco es cuestión de practicarlo como si fuera un polvo furtivo de buenas a primeras. Sano, seguro y consensuado. Y partimos también del sentido común, el mismo que nos incita a no coger caramelos de desconocidos con gabardina. .¿Puede haber accidentes en las prácticas bdsm? Igual que en el trabajo pese a la ley de prevención de riesgos.
No quiero decir con ello que esto es jauja y no pasa nada. Es algo serio y conlleva responsabilidad, respeto, riesgos y saber hacer. Solo quiero decir que el miedo, aún siendo legítimo, no nos ha de paralizar, solo incentivar a tomar las precauciones para ello. Se corre más riesgo de caer en manos de un psicópata viendo cualquier partido de fútbol que en realizar una fantasía sexual consentida una noche de verano en la que sea muy hermoso no querer ni sentir.
Pero además, estas cosillas que se calibran propias de estos mundos se cuelan de forma habitual en la llamada sexualidad convencional, cuando no en la propia vida social, por lo que de tan tarados no serán. Solo se diferencian, como diría un alcohólico, en el hábito y el grado. Si aceptamos, por ejemplo, que la estética fetichista es una de las características de estos juegos, vemos como el fetichismo de cualquier tipo está en todas las partículas y moléculas del aire, cortesía de la moda, la publicidad, la tele, el cine y demás corporaciones siniestras (pero legales) que apelan a nuestros más recónditos deseos ocultos del subconsciente. A ver si piensan que Gilda se quitó un guante para no ensuciárselo y si las cantantes de moda visten botas altas y minifaldas para estar más cómodas, por no hablar de esos torsos desnudos de los culebrones de sobremesa.
Creo que está relativamente extendido (salvo en gente como mi madre, miembros de corazón del Opus Dei y demás fauna similar) los juegos eróticos en los que una parte venda los ojos a la otra con un pañuelo, el morbo de alguna atadura con el mismo o algún cachete bien dado, e incluso arrebatos aparentemente inofensivos como el clavar las uñas en la espalda o morder con más intensidad de lo habitual. Juegos suaves que condimentan el polvo convencional. Joder, si al fin y al cabo el beso no es más que una reminiscencia carnívora. ¿O es que no han visto lo guarros que son en “9 semanas y media” o lo bestia que es Jack Nicholson en “El cartero siempre llama dos veces”? ¿Y la relación dominación- sumisión emocional de muchas parejas? ¿Además, el amor no es en mismo una entrega?.
Como todo en esta vida, nada es malo de por sí. Todo depende de la utilización que se hace. El cuchillo sirve para cortar la carne. Pero también para matar una persona. Lo mismo con el bdsm. Si es sano, seguro y consensuado, no puede ser malo. Si la concepción del bdsm que tiene una persona se sale de estos parámetros, sea en el rol que sea, se tiene un problema. Pero es por la persona en sí. No por el bdsm. Como diría un antiguo profesor mío, no existen las crisis, si no personas que siempre están en crisis y siempre lo estarán.
Creo que si analizasen en verdad nuestros deseos y pensamientos pocas personas se librarían de ser tomadas por locas, así que no se metan con los pocos que llevamos a la práctica una mínima parte de ellas sin hacer daño a nadie (no en el sentido literal, claro, que al fin y al cabo estamos hablando de causar dolor). Otro argumento sería sobre lo absurdo de esta sociedad y prácticamente todas las premisas en las que se basa, donde ser políticamente correcto, como diría Joaquín Sabina, es aceptar que ¾ partes del mundo se están muriendo de hambre, así que no me digan lo que está bien o está mal. Que no nos vengan con monsergas y gilipolleces.
Dicen los defensores de la sexualidad tradicional que es la forma “natural”, por lo que todo lo que se aleje de ahí son aberraciones producto de ese colega llamado Satán. Si de la forma “natural” dependiéramos, lo natural sería morirnos en cuevas de enfermedades que a día de hoy, gracias a la forma “no natural“ de vida, no nos hacen gritar de dolor ni fallecer tras una larga agonía. Tampoco es natural vivir en cómodos pisos con aire acondicionado, ni la castidad, pues ningún animal la practica, ni la caridad, pues la naturaleza se reduce a la ley del más fuerte. Y así hasta el infinito. Porque, desde luego, no veo el por qué no tiene que ser natural el tener la capacidad de pensar y crear mundos de fantasías y disfrutar con ellos.
Menos mal que yo no tengo más religión que un cuerpo de mujer.
El bdsm, como el sexo, como el amor, como los sentimientos, es también un canto a la libertad y a la vida. Un deseo, un juego, un aliciente, una emoción, para sortear la existencia. La última vez que salí a la calle nada de esto era delito. Por ello hay que quitarle mitología, trascendencia y literatura. Por ello no se ha de tener miedo.
Y estableciendo estas premisas....¿ahora qué? Hemos llegado a unas fantasías. Hemos vencido nuestros miedos. Y ahora queremos conocer a gente para practicarlas porque esto del sexo, como diría Woody Allen, mejor acompañado que solo, ya que, al menos, se conoce gente.
Ahora bien, esta es la la parte chunga, pero tranquilos, que para eso se inventó internet.
Spirit, tiene un ama -que no soy yo-, tiene una esposa -que tampoco soy yo- y tiene una vida que compagina con mayor o menor éxito con su ser sumiso, pero lo más interesante de esta vida es que mantiene como yo, una relación importante de bdsm con una persona que es especial en su vida y que comparte su experiencia...
Saludos y aprovéchenla
3-MIEDOS, DESEOS Y GENTES Y PERSONAS EN GENERAL
“Una cebra va por la selva y se cruza con un león que quiere comérsela. Evidentemente, tiene miedo. El miedo es importante, pues viene ligado al instinto de supervivencia. Pueden pasar dos cosas; que la cebra se escape o que sea comida. Si es comida se acaba la historia. Pero si se escapa también se acaba la historia; la cebra sigue, una vez a salvo, paseando por la selva, comiendo hierva y haciendo su vida de cebra normal. Olvida el miedo que le generó ver al león y que le hizo escapar. Pues bien; el hombre es el único animal que continuamente piensa que ve a un león. Y el miedo que esa visión le provoca hace que genere las mismas reacciones químicas que si de verdad estuviera allí. Y ese continuo miedo no le hace sobrevivir, si no que le impide crecer”.
Transcripción bastante libre de una entrevista a Eduard Punset.
Recapitulando; por las razones que sean, tenemos estas fantasías o hemos dado con ellas cual Santo Grial. El siguiente paso es llevarlas a la realidad. Sin embargo, dar el paso de una fase a otra no es nada fácil, aunque como en todo me remito a que cada persona es un mundo y tiene su historia y circunstancias. No porque no haya gente, medios u ocasiones para llevarlas a la práctica, que en todo caso sería otro tema. Si no que es difícil dar el paso por nosotros mismos.
Tenemos miedo porque nos sentimos raros. Tenemos miedo porque no nos aceptamos. Porque desconocemos. Porque mitificamos y no comprendemos. Porque negamos. Porque al fin y al cabo existen términos como el dolor y eso da un poco de yu- yu. Porque hemos oído, leído o visto estereotipos insanos sobre estos mundos. Porque estamos hablando de algo que no es convencional. Porque nos puede dar vergüenza reconocer que nos gusta que nos peguen, aten y vejen, incluso a nuestros más íntimos. Porque la sociedad nos califica de depravados y el rechazo es tal que ríase usted de aquel al que le abandonó el desodorante. Por cómo reaccionará nuestra pareja, caso de tenerla. Porque si eres sumisa y dices en tu entorno que te gusta esto te dirán cosas como “acabarás muerta en un descampado”. Porque el infierno son los otros. Porque si eres Amo te acusarán de maltratador. Porque por mucho que nos la suden los demás, estamos viviendo con ellos. Porque aceptarse es un proceso, y luego tirarse a la piscina otro. Porque no cuestionan a la persona, si no al rol. Dejas de ser el macho masculino tradicional, caso de ser sumiso, y te conviertes en un fracasado calzonazos a ojos del mundo. Y encima a saber cómo harás o canalizarás esas fantasías raras, a ver si te crees que eso se puede decir en la barra de un bar y ligar con la primera que pasa.
¡Ey!, nadie dijo que fuera fácil.
Sí que es cierto que existe una cierta “barrera” ante estos mundos y todo lo expuesto es verdad, pero que nadie muera de frustración. Para ello ya tenemos el fútbol. No estamos en Afganistán y se ha exagerado un poco el panorama. Pero para que no se piense que se ha exagerado mucho pondré algunos casos, a modo de ejemplos, que he visto/ vivido o me han contado a lo largo de mi larga o corta trayectoria;
Conozco un amigo, sumiso también, que ocultó durante años sus fantasías sexuales porque pertenecía a un cuerpo macho y viril como La Legión. ¡Ah!, el ejército; acepta a los asesinos en masa pero no a los que les gustan ser dominados por mujeres. Otro conocido ocultó durante años sus fantasías a su esposa, porque tenía miedo de que no le comprendiera. Ignoro como acabó la historia, supongo que con amantes furtivas y/o divorcio. Yo era habitual de un chat. Durante un tiempo hice amistad con una chica que buscaba información, pues su pareja le había pedido practicar bdsm y ella estaba confusa y asustada. -“¿Y si se pasa de la raya?“- me preguntó un día. Creo que entonces: a) no confías en tu pareja b) no estamos hablando de bdsm, por lo que en ambos casos tenéis un problema, pero oye...... ¿quién soy yo para asesorar matrimonialmente a nadie? Algunas noches de luna llena me preguntó qué habrán hecho al final, aunque me tomo un par de cervezas y se me pasa.
Comentando el tema de que a veces es difícil dar un paso adelante, una amiga, hoy en día una de las mejores Amas del Reino, me dijo que eso son chorradas, pues si algo te gusta lo pruebas y ya está, como hizo ella. Y entonces un contertuliano le recordó la primera vez que entró a un local bdsm, siendo ella por aquel entonces simple curiosa. Iba con una amiga que quería probar la sumisión con un noviete que tenía y la hoy en día “no pasa nada, se prueba y ya está”, empezó a dar gritos de que como hicieran daño a su amiga se iban a enterar, que vaya locos que eran todos los que estaban allí y demás lindezas. Vivir para ver las vueltas que da el mundo. Me dice la protagonista que no fue exactamente así, pero....¿vamos a cambiar una bonita leyenda por una miserable realidad?.
Personalmente, a mi me costó bastante aceptarme durante la adolescencia. Lo cual, esto me recuerda, con la perspectiva del tiempo, a aquellos gays que salen en “El Diario de Patricia” contando que ocultaban su homosexualidad a sus madres y que ligaban con chicas para ocultar sus verdaderos deseos. Porque claro, en una discoteca, le puedes decir a una chica si estudia, trabaja o se deja meter mano (normalmente las 3 cosas). Pero no si te puede atar y pegar. Así que yo durante una larga etapa adolescente negué mis fantasías e incluso me avergonzaba masturbarme con ellas. Qué tonto que era, por Dios, pero qué le vamos a hacer. Si volviéramos atrás con todo lo que sabemos ahora seríamos Dioses.
Mucha gente, es cierto, no ha tenido trauma ninguno. Ha dicho “esto parece que mola, a la piscina con ello”. Otros simplemente se han dejado llevar de la mano de alguien en quien han confiado o a quien han querido, de forma progresiva, poco a poco. Hay quien ha tenido miedo a saber si está a la altura. Supongo que no le gustaría lo suficiente, porque ese mismo miedo lo pudimos tener todos a dar nuestro primer beso y aún así lo dimos. En fin; nos remitimos a lo dicho de que cada persona es un mundo y tiene su propia historia......¿Tenías miedo al entrar? ¿A qué? ¿Cómo lo venciste?.
Puede no ser fácil abrirse camino, pero las fantasías sexuales son tercas y se abren paso por ellas mismas. No se pueden poner diques al mar. Todo parte de un deseo. Y que éste sea lo suficientemente fuerte para llevarte hasta el final y vencer todo tipo de miedos. ¿A qué se reduce todo? Supongo que a una cuestión de libertad y seguridad.
Libertad para elegir la opción sexual que quieras sin que te condicione tu entorno. Y eso requiere de un proceso y de una madurez. Seguridad para llevarlas a la práctica sabiendo que es eso, una fantasía.
Me viene a la mente un chiste-moraleja recogido por Jorge Bucay en su libro “Déjame que te cuente...”. Dos amigos se encuentran y uno le dice al otro que va al psiquiatra porque se mea en la cama. Al tiempo se vuelven a encontrar.
-¿Qué -le pregunta el amigo- cómo te ha ido la terapia?.
-Fabulosa -Le contesta él.
-¿Ya no te meas en la cama?.
-Sí, pero ya no me importa.
Hay dos versiones más; en una la contestación es “sí, pero ya se por qué” y en otra la contestación es “sí, pero ahora me pongo calzoncillos de goma”. En todo caso también me viene a la memoria el cuento del ciempiés, este recogido del libro “El mundo de Sofía”;
El ciempiés era el mejor bailador del bosque. El grillo, que le tenía envidia, quiso desmontar su hermoso baile. Y por ello le preguntó; “Ciempiés; me encanta tu forma de bailar. ¿Cómo lo haces? ¿Pones primero tu pie número 49 y luego el 15? ¿Empiezas por los múltiplos de cinco y luego avanzas con los pares?” El ciempiés se quedó pensativo. No sabía cómo lo hacía. Y desde entonces, cada vez que se ponía a bailar, lo pensaba y no le salía ningún baile. A veces, la razón anula la intuición.
Es decir; qué más da porque nos gustan estas fantasías. No debería ser ese el debate. El debate debería ser vivirlas y disfrutarlas. Y hacer algo útil y bello con ello.
Y ahora enfocamos el tema de la seguridad;
Cuando alguien entra un poco en estos mundos desde el desconocimiento más absoluto (y más legítimo) lo primero que le viene a la mente son las leyendas urbanas que Hollywood o las series malas de la tele se han encargado de propagar. La advertencia de que acabarás muerto/a en un descampado. (Pero tranquila, que el agente Grissom resolverá el caso).
Vamos a ver; los psicópatas, asesinos y mal nacidos en general no se disfrazan de bdsm ni tienen nada que ver con él; son psicópatas, asesinos y mal nacidos en general, y existen desde el alba de la humanidad y existirán hasta el final de los tiempos. Punto. El bdsm, estos juegos, no tienen nada que ver con los terribles sucesos que leemos cada vez más habitualmente. Las diferencias son palpables, pero antes me gustaría remarcar una frase de un amigo mío que creo definitoria; “Conozco a muchas mujeres que han acabado en el hospital o directamente muertas a manos de sus parejas convencionales. A ninguna que le haya pasado lo mismo por practicar bdsm”.
Y es que una relación bdsm no es más que un Mc Guffín y una suspensión de la realidad. Me explico;
El Mc Guffin, en el argot cinematográfico, es algo así como “un truco”. Un suceso que da origen a la trama y que está presente de forma obvia (y por tanto imperceptible) en toda la película, aparentemente nimio pero de vital importancia porque sin el cual no se hubiese originado nada. Como cuando en “Ciudadano Kane” el moribundo dice “Rosebud”. Gracias a ello, pese a que nadie lo ha oído, se repasa su vida. Pues bien; en el bdsm el McGuffin es que es un juego de voluntades. Se está porque se quiere. Y eso mismo se obvia y nos conduce a suspender la realidad; es decir; estamos dispuestos a creernos (o, mejor dicho, a sentir) cosas que sabemos que no son ni ciertas ni creíbles, como cuando vemos “Supermán“ y admitimos que un hombre puede volar. En este caso ejercemos unos roles, creamos unas reglas. Creamos un mundo interior en el cual no ha de entrar el mundo exterior. Lo que diferencia una relación bdsm, por muy extrema que sea, de estar preso en Guantánamo, los malos tratos o recibir una paliza del borracho del bar es que el bdsm es esto. Un salto con red. Creo que la mejor definición que se me ocurre es que, en mi nada humilde opinión, creamos una ilusión. Nos creemos las prácticas, las transformamos en emociones, las vivimos y sentimos.
El sumiso/a hace una “cesión de derechos” porque le da placer entregarse, disfrutar con el dolor, disfrutar con las ataduras o con las vejaciones, y el dominante “recoge” esos derechos para utilizarlos porque le da placer su complementario; dominar, vejar, azotar, etc.....pero nos ponemos de acuerdo hasta donde podemos y queremos llegar. El dolor duele, claro, pero en el momento que es un dolor elegido ya no es un daño real. Ya hablaremos de canalizarlo en otras sensaciones. Y el pegar puede ser peligroso si se pega mal, claro, pero por ello se tiene la confianza de que la parte dominante no va a hacer nada que no esté segura de hacer. Los verdaderos sádicos no practican el bdsm; se hacen presidentes de los EEUU.
Y en esto un aviso a los humoristas sin ideas; la figura del masoca que va por las calles pidíendole a la gente que le pegue, no existe, por mucha (supuesta) gracia que haga (supongo que las primeras tres millones de veces alguna haría). El dolor se disfruta en un contexto, en un ambiente de fantasía, con unas normas de seguridad.
Por ello todo aquel que se haya adentrado en el mundo del bdsm sabe que el lema del mismo es “Sano, Seguro y Consensuado”. Se trata de jugar a una fantasía sabiendo lo que podemos hacer y lo que no. En el momento en que las reglas no se cumplen, el sumiso “recupera” los derechos que previamente ha cedido, se hace obvio el Mc Guffín y se grita a los 4 vientos. Se rompe la cuarta pared y Superman dice; “me llamo Cristopher Reeve y estoy colgado de un cable“. Se para el juego.
¿Existen riesgos? Como todo en esta vida. En el momento en que alguien está atado está indefenso....¿cómo sabe que la otra persona va a respetar esas reglas y no se va a extralimitar? Ahí partimos de la confianza en la otra persona; el bdsm es un juego de confianza y honestidad, por eso tampoco es cuestión de practicarlo como si fuera un polvo furtivo de buenas a primeras. Sano, seguro y consensuado. Y partimos también del sentido común, el mismo que nos incita a no coger caramelos de desconocidos con gabardina. .¿Puede haber accidentes en las prácticas bdsm? Igual que en el trabajo pese a la ley de prevención de riesgos.
No quiero decir con ello que esto es jauja y no pasa nada. Es algo serio y conlleva responsabilidad, respeto, riesgos y saber hacer. Solo quiero decir que el miedo, aún siendo legítimo, no nos ha de paralizar, solo incentivar a tomar las precauciones para ello. Se corre más riesgo de caer en manos de un psicópata viendo cualquier partido de fútbol que en realizar una fantasía sexual consentida una noche de verano en la que sea muy hermoso no querer ni sentir.
Pero además, estas cosillas que se calibran propias de estos mundos se cuelan de forma habitual en la llamada sexualidad convencional, cuando no en la propia vida social, por lo que de tan tarados no serán. Solo se diferencian, como diría un alcohólico, en el hábito y el grado. Si aceptamos, por ejemplo, que la estética fetichista es una de las características de estos juegos, vemos como el fetichismo de cualquier tipo está en todas las partículas y moléculas del aire, cortesía de la moda, la publicidad, la tele, el cine y demás corporaciones siniestras (pero legales) que apelan a nuestros más recónditos deseos ocultos del subconsciente. A ver si piensan que Gilda se quitó un guante para no ensuciárselo y si las cantantes de moda visten botas altas y minifaldas para estar más cómodas, por no hablar de esos torsos desnudos de los culebrones de sobremesa.
Creo que está relativamente extendido (salvo en gente como mi madre, miembros de corazón del Opus Dei y demás fauna similar) los juegos eróticos en los que una parte venda los ojos a la otra con un pañuelo, el morbo de alguna atadura con el mismo o algún cachete bien dado, e incluso arrebatos aparentemente inofensivos como el clavar las uñas en la espalda o morder con más intensidad de lo habitual. Juegos suaves que condimentan el polvo convencional. Joder, si al fin y al cabo el beso no es más que una reminiscencia carnívora. ¿O es que no han visto lo guarros que son en “9 semanas y media” o lo bestia que es Jack Nicholson en “El cartero siempre llama dos veces”? ¿Y la relación dominación- sumisión emocional de muchas parejas? ¿Además, el amor no es en mismo una entrega?.
Como todo en esta vida, nada es malo de por sí. Todo depende de la utilización que se hace. El cuchillo sirve para cortar la carne. Pero también para matar una persona. Lo mismo con el bdsm. Si es sano, seguro y consensuado, no puede ser malo. Si la concepción del bdsm que tiene una persona se sale de estos parámetros, sea en el rol que sea, se tiene un problema. Pero es por la persona en sí. No por el bdsm. Como diría un antiguo profesor mío, no existen las crisis, si no personas que siempre están en crisis y siempre lo estarán.
Creo que si analizasen en verdad nuestros deseos y pensamientos pocas personas se librarían de ser tomadas por locas, así que no se metan con los pocos que llevamos a la práctica una mínima parte de ellas sin hacer daño a nadie (no en el sentido literal, claro, que al fin y al cabo estamos hablando de causar dolor). Otro argumento sería sobre lo absurdo de esta sociedad y prácticamente todas las premisas en las que se basa, donde ser políticamente correcto, como diría Joaquín Sabina, es aceptar que ¾ partes del mundo se están muriendo de hambre, así que no me digan lo que está bien o está mal. Que no nos vengan con monsergas y gilipolleces.
Dicen los defensores de la sexualidad tradicional que es la forma “natural”, por lo que todo lo que se aleje de ahí son aberraciones producto de ese colega llamado Satán. Si de la forma “natural” dependiéramos, lo natural sería morirnos en cuevas de enfermedades que a día de hoy, gracias a la forma “no natural“ de vida, no nos hacen gritar de dolor ni fallecer tras una larga agonía. Tampoco es natural vivir en cómodos pisos con aire acondicionado, ni la castidad, pues ningún animal la practica, ni la caridad, pues la naturaleza se reduce a la ley del más fuerte. Y así hasta el infinito. Porque, desde luego, no veo el por qué no tiene que ser natural el tener la capacidad de pensar y crear mundos de fantasías y disfrutar con ellos.
Menos mal que yo no tengo más religión que un cuerpo de mujer.
El bdsm, como el sexo, como el amor, como los sentimientos, es también un canto a la libertad y a la vida. Un deseo, un juego, un aliciente, una emoción, para sortear la existencia. La última vez que salí a la calle nada de esto era delito. Por ello hay que quitarle mitología, trascendencia y literatura. Por ello no se ha de tener miedo.
Y estableciendo estas premisas....¿ahora qué? Hemos llegado a unas fantasías. Hemos vencido nuestros miedos. Y ahora queremos conocer a gente para practicarlas porque esto del sexo, como diría Woody Allen, mejor acompañado que solo, ya que, al menos, se conoce gente.
Ahora bien, esta es la la parte chunga, pero tranquilos, que para eso se inventó internet.
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Ser esclavo
lunes, 18 de agosto de 2008
jueves, 14 de agosto de 2008
SOBRE LA CASTIDAD. LA VISION DE MIS RIKA.
Mucho hemos hablado en serio y en broma y medio en broma y medio en serio de este tema...
Ofrezco aquí la visión de una dómina americana traducida directamente de su web al castellano.
Esta palabra, como otras escritas sobre el tema no son ley, son experiencias, pero que la ley la dicta el ama que en ese momento es la que cierra el candado, al final solo hay una ley, que ella manda y él ha decidido que así sea. Y que por tanto asumirá que ella tiene control sobre su vida íntima y sobre todo sobre sus más íntimos deseos.
No comparto todos los puntos de vista que este ama expone, pero sí muchos... ¿Por qué lo pongo aquí? Porque soy consciente que con la adecuada información cada uno ha de seguir su propio camino.
Y sobre todo porque eso es lo que más necesita quien se acerca por primera vez a esto: INFORMACION
Saludos a todos.
Ms Rika
En los últimos meses, he alojado un chat IRC titulado Cinturones de castidad masculinos. Muchas opiniones y fantasías surgen ahí; se comparten también algunas ideas erróneas. Al escribir este artículo intento compartir mis puntos de vista sobre transformar la fantasía de la castidad en una realidad en la esfera de la vida de D/s; también detallar mis preferencias personales en el uso de esta clase de utensilios. Una vez más, las opiniones aquí no se presentan como el punto final, o la sabiduría absoluta acerca de los cinturones de castidad. Son sólo mis humildes opiniones, que han surgido de mis intereses y experiencias en este área. Vuestro recorrido puede variar.
La fantasía de la castidad
En mi artículo, “Añadir la D/s a vuestra relación”, me refiero al ‘regalo del orgasmo’ como atributo de la sumisión a tu especial pareja. No cabe duda de que entregar el control de tu placer a manos de tu compañera, refrenar el orgasmo durante el tiempo que ella decida, sin quejarse, es un acto de pura sumisión.
Parece lógico que el uso de un cinturón de castidad fuera una extensión natural de este acto sumiso. No obstante, he estado examinando las fantasías compartidas en mi canal IRC, y las de estupendos sitios web como el de Altarboy, y se me ocurren unas pocas observaciones. Los asuntos que surgen suelen ser bastante comunes, generalmente se mueven alrededor de la colocación del utensilio (voluntariamente, coaccionado u obligado) y su uso durante extensos períodos de tiempo (he leído historias de un uso de más de 5 años –sin ordeñar–).
Frecuentemente, la ‘víctima’ sufre el adulterio; obligado a contemplar como su compañera disfruta del sexo con otros mientras él carece de esperanza de alivio. El hombre suele demandar o sentir que se merece ese tratamiento (ha sido infiel, no puede controlar su masturbación, etc.) y, casi unánimemente, se convierte en un mejor servidor, más atento, más cariñoso, etc. En resumen, gracias a este instrumento y al control del nivel de su testosterona por parte de su compañera, de repente se vuelve sumiso. Existen incluso sitios web, supuestamente escritos por mujeres y dedicados a ellas, que nos muestran los beneficios de mantener a nuestros hombres en cinturones de castidad (sospecho que esos sitios web han sido redactados por hombres con la esperanza de que los lean sus mujeres… pero no tengo pruebas de eso).
Si lees mis artículos, probablemente ya conocerás mi opinión sobre esas fantasías. Son fantasías estupendas para el recreo o como obsequios, pero no tienen nada que ver con la sumisión. El hecho es que un hombre auténticamente sumiso se mantendrá casto sin tal utensilio y trabajará duro para evitar que su nivel de testosterona afecte a su actuación como sumiso.
La mujer dominante debería esperar todos los ‘beneficios’ sin necesitar recurrir a la utilización de medios físicos o artificiales de ‘refuerzo’. ¿Dónde encaja entonces el uso de un cinturón de castidad en la relación de D/s como modo de vida?
Utilizar el aparato
El recreo
El uso del cinturón de castidad centra el asunto en la órbita masculina, buscando la sensación de “hazme mientras estoy obligado”. Por lo tanto, yo lo sitúo en la categoría del recreo y los obsequios. Personalmente, no utilizo el aparato directamente para forzar la abstinencia, porque no espero un mejor comportamiento de mis sumisos debido a su uso. Sin embargo, hay efectos que el aparato provoca en un hombre por los que puede usarse para incrementar el divertimento mutuo del recreo.
Control físico adicional
Hay rasgos de los utensilios de castidad que introducen elementos de control más allá de la disciplina mental. En primer lugar, la mayoría de los aparatos limitan físicamente la cantidad de erecciones que un hombre puede llegar a tener. Los hombres describen la sensación de ser incapaces de llegar a tener una erección completa como ‘enloquecedora’… ¡me encanta escuchar esa palabra! Algunos aparatos impiden cualquier estimulación del pene o el escroto. La mayoría obliga a los hombres a orinar sentados, limitando también su libertad fuera de la relación de D/s. Los hombres mencionan también el efecto de ‘permanente recordatorio’, al llevar el utensilio facilitan a sus compañeras el control físico de sus genitales incluso cuando están separados.
Provoca, provoca y, entonces, provoca algo más (es todo para divertirse)
Desde el momento en que le coloco el aparato al hombre hasta el momento en que se lo quito, mi objetivo es hacerle sentir los efectos del utensilio… profundamente. Empieza con el clic de la cerradura. Los policías te dirán que el momento más peligroso cuando aprehenden a un criminal se sitúa entre la aplicación de la primera y la segunda esposa. No hay rechazo que tenga ese impacto mental en el hombre que el escuchar la cerradura y saber que no hay marcha atrás. Lo mismo ocurre con el cinturón de castidad. No importa cuanta autodisciplina haya adquirido el sumiso, la realidad física del aparato le conmocionará. Entonces, utiliza ese momento delicadamente para reforzar su vulnerabilidad. Estoy segura de la cerradura emite un bello sonido al cerrarse, mantengo el utensilio una vez cerrado, estrujo sus pelotas un poco (dependiendo del aparato y si puedo o no tocarlas). Diré algo bonito, como: “de ahora en adelante… se acabaron las erecciones para ti…”; o “no te diré cuanto tiempo lo mantendremos esta vez”. Algunas veces le tengo arrodillado con sus manos tras la espalda, entonces sitúo mi pie bajo el aparato y lo zarandeo desde abajo con mis dedos a la par que le abofeteo suavemente ambos lados de su cara, mientras el me agradece el uso del aparato. Siempre juguetona, pero siempre jugando con el impacto del momento.
A menudo el siguiente paso será para mí. Le haré darme un largo masaje, prepararme el baño y cepillar mi pelo. Se que el aparato limitará la erección que tendría durante este tipo de actividades, y eso está bien, mi objetivo es elevar y contraer la curva de su excitación. Tras el período de tiempo en el que lleva el cinturón (el más prolongado para mi esposo, enjaulado sin descanso, fue una pequeña tentativa de tres semanas), yo jugaré con sus fantasías y fetiches. Le llevaré a la erección en su confinamiento una y otra vez. Para mi marido es significa repetidos contactos con el olor del cuero, de mi pie, de mi zapato y de mi.
Muchas mujeres ignoran el poder de las palabras (tanto las que tu dices como las del sumiso). Disfruta provocándole verbalmente; ridiculiza su situación. Asegúrate de que agradece su regalo. Asegúrate de que te sugiera maneras que te permitan frustrarle más. Agitar el aparato es siempre muy efectivo… en muchos casos, ¡es la única estimulación que podrá tener!
AVISO: No pierdas de vista la auténtica sumisión.
Este es el peligro de llegar a una larga ‘sesión’ de 3 semanas. Recuerda: es tiempo de recreo y es un regalo (que dura más tiempo del que normalmente le dedicarías a un sumiso). No pierdas la consciencia de lo que realmente significa, porque es trabajo adicional para ti. Si durante el curso del tiempo que está enjaulado, no te apetece provocarle, no lo hagas.
Sus responsabilidades como sumiso no están suspendidas durante ese tiempo. Continúa teniendo que esforzarse por anticipar tus necesidades y hacer tu vida más fácil. Precisamente porque le estas premiando debe ser un buen sumiso.
Si te parece que se ha distraído de sus promesas de sumisión o que está intentando incitarte para que le provoques cuando tu no quieres, quítale el aparato y se termino el recreo (ver el Poder de la ironía).
En ocasiones, cuando mantiene el propósito apropiado, puedes comenzar a tener la sensación de que está equiparando su sumisión con el aparato y concediéndole demasiada importancia. Si ocurre, no te preocupes. Déjale disfrutar su fantasía. Terminará cuando tú decidas, y el retornará mejor que nunca.
Resumen
Sin duda, puedes controlar la sexualidad de tu sumiso sin utilizar un cinturón de castidad. De hecho, es mejor para él aprender la autodisciplina que se requiere antes de utilizar el aparato. Sin embargo, para el tiempo de juego, regalos y divertimento, hay pocas cosas que puedan provocar el placer cíclicamente repetido de atormentar y provocar a un hombre enjaulado en un cinturón de castidad. Yo he usado dos clases con mis sumisos, el tipo Tollyboy y, recientemente, el CB 2000.
Ofrezco aquí la visión de una dómina americana traducida directamente de su web al castellano.
Esta palabra, como otras escritas sobre el tema no son ley, son experiencias, pero que la ley la dicta el ama que en ese momento es la que cierra el candado, al final solo hay una ley, que ella manda y él ha decidido que así sea. Y que por tanto asumirá que ella tiene control sobre su vida íntima y sobre todo sobre sus más íntimos deseos.
No comparto todos los puntos de vista que este ama expone, pero sí muchos... ¿Por qué lo pongo aquí? Porque soy consciente que con la adecuada información cada uno ha de seguir su propio camino.
Y sobre todo porque eso es lo que más necesita quien se acerca por primera vez a esto: INFORMACION
Saludos a todos.
Utilizar un cinturón de castidad
Ms Rika
En los últimos meses, he alojado un chat IRC titulado Cinturones de castidad masculinos. Muchas opiniones y fantasías surgen ahí; se comparten también algunas ideas erróneas. Al escribir este artículo intento compartir mis puntos de vista sobre transformar la fantasía de la castidad en una realidad en la esfera de la vida de D/s; también detallar mis preferencias personales en el uso de esta clase de utensilios. Una vez más, las opiniones aquí no se presentan como el punto final, o la sabiduría absoluta acerca de los cinturones de castidad. Son sólo mis humildes opiniones, que han surgido de mis intereses y experiencias en este área. Vuestro recorrido puede variar.
La fantasía de la castidad
En mi artículo, “Añadir la D/s a vuestra relación”, me refiero al ‘regalo del orgasmo’ como atributo de la sumisión a tu especial pareja. No cabe duda de que entregar el control de tu placer a manos de tu compañera, refrenar el orgasmo durante el tiempo que ella decida, sin quejarse, es un acto de pura sumisión.
Parece lógico que el uso de un cinturón de castidad fuera una extensión natural de este acto sumiso. No obstante, he estado examinando las fantasías compartidas en mi canal IRC, y las de estupendos sitios web como el de Altarboy, y se me ocurren unas pocas observaciones. Los asuntos que surgen suelen ser bastante comunes, generalmente se mueven alrededor de la colocación del utensilio (voluntariamente, coaccionado u obligado) y su uso durante extensos períodos de tiempo (he leído historias de un uso de más de 5 años –sin ordeñar–).
Frecuentemente, la ‘víctima’ sufre el adulterio; obligado a contemplar como su compañera disfruta del sexo con otros mientras él carece de esperanza de alivio. El hombre suele demandar o sentir que se merece ese tratamiento (ha sido infiel, no puede controlar su masturbación, etc.) y, casi unánimemente, se convierte en un mejor servidor, más atento, más cariñoso, etc. En resumen, gracias a este instrumento y al control del nivel de su testosterona por parte de su compañera, de repente se vuelve sumiso. Existen incluso sitios web, supuestamente escritos por mujeres y dedicados a ellas, que nos muestran los beneficios de mantener a nuestros hombres en cinturones de castidad (sospecho que esos sitios web han sido redactados por hombres con la esperanza de que los lean sus mujeres… pero no tengo pruebas de eso).
Si lees mis artículos, probablemente ya conocerás mi opinión sobre esas fantasías. Son fantasías estupendas para el recreo o como obsequios, pero no tienen nada que ver con la sumisión. El hecho es que un hombre auténticamente sumiso se mantendrá casto sin tal utensilio y trabajará duro para evitar que su nivel de testosterona afecte a su actuación como sumiso.
La mujer dominante debería esperar todos los ‘beneficios’ sin necesitar recurrir a la utilización de medios físicos o artificiales de ‘refuerzo’. ¿Dónde encaja entonces el uso de un cinturón de castidad en la relación de D/s como modo de vida?
Utilizar el aparato
El recreo
El uso del cinturón de castidad centra el asunto en la órbita masculina, buscando la sensación de “hazme mientras estoy obligado”. Por lo tanto, yo lo sitúo en la categoría del recreo y los obsequios. Personalmente, no utilizo el aparato directamente para forzar la abstinencia, porque no espero un mejor comportamiento de mis sumisos debido a su uso. Sin embargo, hay efectos que el aparato provoca en un hombre por los que puede usarse para incrementar el divertimento mutuo del recreo.
Control físico adicional
Hay rasgos de los utensilios de castidad que introducen elementos de control más allá de la disciplina mental. En primer lugar, la mayoría de los aparatos limitan físicamente la cantidad de erecciones que un hombre puede llegar a tener. Los hombres describen la sensación de ser incapaces de llegar a tener una erección completa como ‘enloquecedora’… ¡me encanta escuchar esa palabra! Algunos aparatos impiden cualquier estimulación del pene o el escroto. La mayoría obliga a los hombres a orinar sentados, limitando también su libertad fuera de la relación de D/s. Los hombres mencionan también el efecto de ‘permanente recordatorio’, al llevar el utensilio facilitan a sus compañeras el control físico de sus genitales incluso cuando están separados.
Provoca, provoca y, entonces, provoca algo más (es todo para divertirse)
Desde el momento en que le coloco el aparato al hombre hasta el momento en que se lo quito, mi objetivo es hacerle sentir los efectos del utensilio… profundamente. Empieza con el clic de la cerradura. Los policías te dirán que el momento más peligroso cuando aprehenden a un criminal se sitúa entre la aplicación de la primera y la segunda esposa. No hay rechazo que tenga ese impacto mental en el hombre que el escuchar la cerradura y saber que no hay marcha atrás. Lo mismo ocurre con el cinturón de castidad. No importa cuanta autodisciplina haya adquirido el sumiso, la realidad física del aparato le conmocionará. Entonces, utiliza ese momento delicadamente para reforzar su vulnerabilidad. Estoy segura de la cerradura emite un bello sonido al cerrarse, mantengo el utensilio una vez cerrado, estrujo sus pelotas un poco (dependiendo del aparato y si puedo o no tocarlas). Diré algo bonito, como: “de ahora en adelante… se acabaron las erecciones para ti…”; o “no te diré cuanto tiempo lo mantendremos esta vez”. Algunas veces le tengo arrodillado con sus manos tras la espalda, entonces sitúo mi pie bajo el aparato y lo zarandeo desde abajo con mis dedos a la par que le abofeteo suavemente ambos lados de su cara, mientras el me agradece el uso del aparato. Siempre juguetona, pero siempre jugando con el impacto del momento.
A menudo el siguiente paso será para mí. Le haré darme un largo masaje, prepararme el baño y cepillar mi pelo. Se que el aparato limitará la erección que tendría durante este tipo de actividades, y eso está bien, mi objetivo es elevar y contraer la curva de su excitación. Tras el período de tiempo en el que lleva el cinturón (el más prolongado para mi esposo, enjaulado sin descanso, fue una pequeña tentativa de tres semanas), yo jugaré con sus fantasías y fetiches. Le llevaré a la erección en su confinamiento una y otra vez. Para mi marido es significa repetidos contactos con el olor del cuero, de mi pie, de mi zapato y de mi.
Muchas mujeres ignoran el poder de las palabras (tanto las que tu dices como las del sumiso). Disfruta provocándole verbalmente; ridiculiza su situación. Asegúrate de que agradece su regalo. Asegúrate de que te sugiera maneras que te permitan frustrarle más. Agitar el aparato es siempre muy efectivo… en muchos casos, ¡es la única estimulación que podrá tener!
AVISO: No pierdas de vista la auténtica sumisión.
Este es el peligro de llegar a una larga ‘sesión’ de 3 semanas. Recuerda: es tiempo de recreo y es un regalo (que dura más tiempo del que normalmente le dedicarías a un sumiso). No pierdas la consciencia de lo que realmente significa, porque es trabajo adicional para ti. Si durante el curso del tiempo que está enjaulado, no te apetece provocarle, no lo hagas.
Sus responsabilidades como sumiso no están suspendidas durante ese tiempo. Continúa teniendo que esforzarse por anticipar tus necesidades y hacer tu vida más fácil. Precisamente porque le estas premiando debe ser un buen sumiso.
Si te parece que se ha distraído de sus promesas de sumisión o que está intentando incitarte para que le provoques cuando tu no quieres, quítale el aparato y se termino el recreo (ver el Poder de la ironía).
En ocasiones, cuando mantiene el propósito apropiado, puedes comenzar a tener la sensación de que está equiparando su sumisión con el aparato y concediéndole demasiada importancia. Si ocurre, no te preocupes. Déjale disfrutar su fantasía. Terminará cuando tú decidas, y el retornará mejor que nunca.
Resumen
Sin duda, puedes controlar la sexualidad de tu sumiso sin utilizar un cinturón de castidad. De hecho, es mejor para él aprender la autodisciplina que se requiere antes de utilizar el aparato. Sin embargo, para el tiempo de juego, regalos y divertimento, hay pocas cosas que puedan provocar el placer cíclicamente repetido de atormentar y provocar a un hombre enjaulado en un cinturón de castidad. Yo he usado dos clases con mis sumisos, el tipo Tollyboy y, recientemente, el CB 2000.
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lunes, 11 de agosto de 2008
jueves, 7 de agosto de 2008
UNA FORMA DE VIDA, EL MARIDO CORNUDO, LA CASTIDAD Y OTROS ENGENDROS...
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domingo, 3 de agosto de 2008
DE LA CASTIDAD, UNA REFLEXION SOBRE LO PRACTICO Y LO REAL.
"Al hablar sobre qué es lo que siente un hombre, si es que tiene derecho a sentir, cuando lleva puesto un cinturón de castidad tenemos que explorar muchas facetas de su día a día, pero es muy probable que quizás no se puede describir correctamente las sensaciones pues son tantas las cosas que suceden que ni excavando profundo y exponiendo las que quizás son más importantes llegaremos a dar una visión total del tema.
Este tema es tan amplio de estudiar como agua en el mar. Realmente no se puede definir una sola respuesta en que englobe una visión correcta de las sensaciones que experimenta alguien sujeto a esta larga, gratificante y dolorosa travesía.
Existen eso sí, tres tipos de sensaciones muy distintas, dos son evidentes, una es la física y la otra es la mental, la tercera la mejor, para lo último.
¿Cual es más difícil de llevar? ¿Cual es más gratificante? ¿Cual es más noble?... la pregunta aquí es que se siente, entonces ¿cuál genera mayor numero de sensaciones?
Creo que a la final ambas, a lo largo del bonito y difícil camino de la castidad las sensaciones mentales son quizás las más diversas y controvertidas en la cabeza de un esclavo en su nueva vida, eso sí también difíciles de controlar por no decir imposibles.
Las físicas quizás son mas evidentes, lógicamente el dolor, excitación y frustración (esto también entra en el rango mental) están presentes en el día a día del individuo, están ahí y no se van a menos que el cuerpo comience, entienda y acepte el proceso de acople físico que este régimen adquiere sobre él, por cierto nunca el cuerpo se termina acoplando pero sí educando.
La tercera sensación o efecto que genera este cinturón de castidad es la mejor de todas y no es otra que la sentimental, pues el corazón juega una labor de apoyo en todo lo que uno hace en la vida y dependiendo realmente con cuanto corazón le pongas a las cosas que haces mejor hechas quedan, si esto está presente y existe un amor real hacia tu ama pues créanme que las dos otras sensaciones son muchísimo más llevaderas y además algo importantísimo es que el esclavo cuando se da cuenta de la presencia del sentimiento comienza a entender que su nueva vida una vez cerrado ese candado es… lógica, elemental, sagrada y sobre todo correcta pues un esclavo ha de tener únicamente el placer físico justo como su ama lo desee, el esclavo debe de aprender a encontrar placer en otras cosas que realmente son más importantes y es que tres meses de castidad continua por ejemplo, son mil veces más placenteras, nobles y gratificantes que cinco segundos de un orgasmo, piénselo bien, ¿qué desearía un hombre? tener tres meses de gloria o solo cinco segundos gratos de desahogo? La respuesta es evidente solo que el hombre, animal de instintos al fin y al cabo a veces necesita herramientas estrictas para aprender a vivir y para que comprenda que la felicidad de él se busca y encuentra en otro lado bien distinto. Al fin y al cabo animal básico y clásico. "
Ahora voy yo...
Cuando encargué, a la persona que me transmitió estas palabras que escribiera sobre el tema... Creo que una vez más me equivoque. Desde luego esperaba algo más exhaustivo y mejor de esta persona, lo cual no debe extrañarnos porque yo soy una persona de difícil acceso pero que cuando dejo pasar a alguien a mi intimidad, lo dejo con todas las consecuencias y a todos los rincones. durante mucho tiempo esta persona formó parte de mi intimidad y de mis sueños. Eso sí, manifiestamente como sucede en el texto, no estuvo a la altura, eso sí, durante un tiempo fuimos cómplices -no me atrevo a decir más- casi perfectos.
Ahora soy yo, la que voy a hablar con cierta seriedad del tema.
Este post, desde luego no está preparado ni hecho para personas que se acercan por primera vez al bdsm, o para personas que juegan a ser amos/as-esclavos-as, está hecho desde luego para personas que desean hacer de ésto una manera de entender relaciones interpersonales con un alto índice de complicidad, confianza y... -no me atrevo a decir más, pero hay o debe haber más...-
Todas las personas, tenemos un control total sobre nuestros pensamientos y deseos, es algo totalmente propio, personal, íntimo, nadie sabrá jamás de nuestros deseos y sueños más íntimos, sólo se podrán acercar a ellos esas personas que realmente hemos elegido para que compartan nuestra intimidad y deseos más privados e íntimos, por tanto nosotros elegimos con quién compartirlos.
Y eso en las dos vertientes.
No quisiera repetir hasta la saciedad cosas que ya -los que me siguen- pueden estar hartos de leer...
Lo que sí quiero dejar muy claro es que cuando un hombre desea hacer esto por una mujer, es porque realmente él ha hecho de ella un referente en su vida, es muy importante para él lo que ella desee, sienta, opine y desea agradarla y ser grato para ella de la misma manera o modo en que el siervo más antiguo deseaba agradar a sus dioses, en que un adolescente desea ser grato a su primera novia o en que un hombre ama de manera total a una mujer.
Hablo, cómo no, de sentimientos "puros" para otros es un juego que juegan "utilizando" de algún modo a su pareja, sin importarles las consecuencias sobre el otro y mintiendo a todos pero sobre todo a sí mismos. Estos especímenes existen y yo también los he conocido.
"Este tema es tan amplio de estudiar como agua en el mar. Realmente no se puede definir una sola respuesta en que englobe una visión correcta de las sensaciones que experimenta alguien sujeto a esta larga, gratificante y dolorosa travesía"
Bueno, si esto lo leyera mi profesora de literatura, terminaría diciendo eso de... "lo bueno breve, dos veces bueno.." porque después de leer estas tres líneas lo único que nos queda claro es que el tema es amplio... o no... No creo que sea un tema tan amplio como el agua del mar, está sujeto al mundo de los sentimientos y como tal tiene -eso sí- multitud de matices.
"Las físicas quizás son más evidentes, lógicamente el dolor, excitación y frustración (esto también entra en el rango mental) están presentes en el día a día del individuo, están ahí y no se van a menos que el cuerpo comience, entienda y acepte el proceso de acople físico que este régimen adquiere sobre él, por cierto nunca el cuerpo se termina acoplando pero sí educando"
Ahora bien... es lógico lo que comenta este esclavo porque es cierto que existe dolor, y una casi permanente excitación que termina por convertirse en el primer momento en un casi círculo vicioso lleno de matices, dolor físico por la excitación que no llega a término, pensamiento y frustración por la situación que se centra permanentemente en tener la mente fija en la nueva situación, excitación casi permanente hasta que la situación da paso a otros matices por comprender el nuevo giro de la situación, ahora alguien te ha aceptado como esclavo, está de acuerdo en poner su mano sobre ti, en hacerte tuyo, en que seas suyo, y ahora de algún modo "perteneces a otra persona" es algo que siempre deseaste... Un círculo vicioso de dolor, respeto, cierta humillación, y sobre todo sometimiento a otra persona, ahora vives como deseas, tu placer es de otro y todo eso es un cúmulo de sensaciones que te hace más y más introducirte en la nueva realidad que has conseguido, porque cuando las cosas son ciertas, hay continuidad en la relación, complicidad etc... significan que empiezas un camino nuevo, todo está por explorar y por conseguir pero lo más importante de todo es que tú has ofertado tu deseo de sumisión, de pertenencia, y ahora otro es dueño de cosas que solo un ser humano que realmente desee hacerlo puede entregar a otro.
Sobre las razones sentimentales... pues bueno sobre ésto habría mucho que escribir, porque he visto a algún esclavo que decía que eran sus razones ir de amo/a en amo, con el cinturón en la mano ofreciéndole a todos llevarlo por él... así que...
Sin embargo en ésto opino como Séneca, no hay mentira que se haga vieja. Al final el que pierde es el mentiroso, aunque hay gente que a fuerza de mentir se cree sus mentiras... pero en fin, este tipo más que nada lo que me inspira es lástima, eso sí, como dice este esclavo es o debe ser muy gratificante, ser honesto con uno mismo y entregarse a otro, disfrutar de una relación sólida, sin mentiras y con respeto, y que otro sienta que le perteneces y tú que eres suyo porque los dos, adultos, conscientes, habéis llegado a una relación de tal unidad, confianza y complicidad que uno de ellos ha decidido entregarse a otro como regalo total, entregar su voluntad y su placer, ¿que puede haber amor? podría, lo que pasa es que creo que en estos días la palabra amor se usa muy a la ligera, pero si no hay amor sí hay un cariño y un respeto sincero y eso junto a la química de una relación sexual buena, sana y libre es lo más cercano al amor que mucha gente va a estar del amor en toda su vida...
Y eso se lo dice por experiencia una que ha vivido bastante o sea, que ha andado "con las zapatillas que corren más" como decía mi hermana cuando la vestía mi madre para el colegio...
Sobre la excitación permanente en que vive un esclavo cuando lleva uno de estos aparatejos dan fe estas fotos que agrego a continuación, y que dan fe, de la cantidad de líquido pre-seminal que se puede acumular en un cinturón...
Este tema es tan amplio de estudiar como agua en el mar. Realmente no se puede definir una sola respuesta en que englobe una visión correcta de las sensaciones que experimenta alguien sujeto a esta larga, gratificante y dolorosa travesía.
Existen eso sí, tres tipos de sensaciones muy distintas, dos son evidentes, una es la física y la otra es la mental, la tercera la mejor, para lo último.
¿Cual es más difícil de llevar? ¿Cual es más gratificante? ¿Cual es más noble?... la pregunta aquí es que se siente, entonces ¿cuál genera mayor numero de sensaciones?
Creo que a la final ambas, a lo largo del bonito y difícil camino de la castidad las sensaciones mentales son quizás las más diversas y controvertidas en la cabeza de un esclavo en su nueva vida, eso sí también difíciles de controlar por no decir imposibles.
Las físicas quizás son mas evidentes, lógicamente el dolor, excitación y frustración (esto también entra en el rango mental) están presentes en el día a día del individuo, están ahí y no se van a menos que el cuerpo comience, entienda y acepte el proceso de acople físico que este régimen adquiere sobre él, por cierto nunca el cuerpo se termina acoplando pero sí educando.
La tercera sensación o efecto que genera este cinturón de castidad es la mejor de todas y no es otra que la sentimental, pues el corazón juega una labor de apoyo en todo lo que uno hace en la vida y dependiendo realmente con cuanto corazón le pongas a las cosas que haces mejor hechas quedan, si esto está presente y existe un amor real hacia tu ama pues créanme que las dos otras sensaciones son muchísimo más llevaderas y además algo importantísimo es que el esclavo cuando se da cuenta de la presencia del sentimiento comienza a entender que su nueva vida una vez cerrado ese candado es… lógica, elemental, sagrada y sobre todo correcta pues un esclavo ha de tener únicamente el placer físico justo como su ama lo desee, el esclavo debe de aprender a encontrar placer en otras cosas que realmente son más importantes y es que tres meses de castidad continua por ejemplo, son mil veces más placenteras, nobles y gratificantes que cinco segundos de un orgasmo, piénselo bien, ¿qué desearía un hombre? tener tres meses de gloria o solo cinco segundos gratos de desahogo? La respuesta es evidente solo que el hombre, animal de instintos al fin y al cabo a veces necesita herramientas estrictas para aprender a vivir y para que comprenda que la felicidad de él se busca y encuentra en otro lado bien distinto. Al fin y al cabo animal básico y clásico. "
Ahora voy yo...
Cuando encargué, a la persona que me transmitió estas palabras que escribiera sobre el tema... Creo que una vez más me equivoque. Desde luego esperaba algo más exhaustivo y mejor de esta persona, lo cual no debe extrañarnos porque yo soy una persona de difícil acceso pero que cuando dejo pasar a alguien a mi intimidad, lo dejo con todas las consecuencias y a todos los rincones. durante mucho tiempo esta persona formó parte de mi intimidad y de mis sueños. Eso sí, manifiestamente como sucede en el texto, no estuvo a la altura, eso sí, durante un tiempo fuimos cómplices -no me atrevo a decir más- casi perfectos.
Ahora soy yo, la que voy a hablar con cierta seriedad del tema.
Este post, desde luego no está preparado ni hecho para personas que se acercan por primera vez al bdsm, o para personas que juegan a ser amos/as-esclavos-as, está hecho desde luego para personas que desean hacer de ésto una manera de entender relaciones interpersonales con un alto índice de complicidad, confianza y... -no me atrevo a decir más, pero hay o debe haber más...-
Todas las personas, tenemos un control total sobre nuestros pensamientos y deseos, es algo totalmente propio, personal, íntimo, nadie sabrá jamás de nuestros deseos y sueños más íntimos, sólo se podrán acercar a ellos esas personas que realmente hemos elegido para que compartan nuestra intimidad y deseos más privados e íntimos, por tanto nosotros elegimos con quién compartirlos.
Y eso en las dos vertientes.
No quisiera repetir hasta la saciedad cosas que ya -los que me siguen- pueden estar hartos de leer...
Lo que sí quiero dejar muy claro es que cuando un hombre desea hacer esto por una mujer, es porque realmente él ha hecho de ella un referente en su vida, es muy importante para él lo que ella desee, sienta, opine y desea agradarla y ser grato para ella de la misma manera o modo en que el siervo más antiguo deseaba agradar a sus dioses, en que un adolescente desea ser grato a su primera novia o en que un hombre ama de manera total a una mujer.
Hablo, cómo no, de sentimientos "puros" para otros es un juego que juegan "utilizando" de algún modo a su pareja, sin importarles las consecuencias sobre el otro y mintiendo a todos pero sobre todo a sí mismos. Estos especímenes existen y yo también los he conocido.
"Este tema es tan amplio de estudiar como agua en el mar. Realmente no se puede definir una sola respuesta en que englobe una visión correcta de las sensaciones que experimenta alguien sujeto a esta larga, gratificante y dolorosa travesía"
Bueno, si esto lo leyera mi profesora de literatura, terminaría diciendo eso de... "lo bueno breve, dos veces bueno.." porque después de leer estas tres líneas lo único que nos queda claro es que el tema es amplio... o no... No creo que sea un tema tan amplio como el agua del mar, está sujeto al mundo de los sentimientos y como tal tiene -eso sí- multitud de matices.
"Las físicas quizás son más evidentes, lógicamente el dolor, excitación y frustración (esto también entra en el rango mental) están presentes en el día a día del individuo, están ahí y no se van a menos que el cuerpo comience, entienda y acepte el proceso de acople físico que este régimen adquiere sobre él, por cierto nunca el cuerpo se termina acoplando pero sí educando"
Ahora bien... es lógico lo que comenta este esclavo porque es cierto que existe dolor, y una casi permanente excitación que termina por convertirse en el primer momento en un casi círculo vicioso lleno de matices, dolor físico por la excitación que no llega a término, pensamiento y frustración por la situación que se centra permanentemente en tener la mente fija en la nueva situación, excitación casi permanente hasta que la situación da paso a otros matices por comprender el nuevo giro de la situación, ahora alguien te ha aceptado como esclavo, está de acuerdo en poner su mano sobre ti, en hacerte tuyo, en que seas suyo, y ahora de algún modo "perteneces a otra persona" es algo que siempre deseaste... Un círculo vicioso de dolor, respeto, cierta humillación, y sobre todo sometimiento a otra persona, ahora vives como deseas, tu placer es de otro y todo eso es un cúmulo de sensaciones que te hace más y más introducirte en la nueva realidad que has conseguido, porque cuando las cosas son ciertas, hay continuidad en la relación, complicidad etc... significan que empiezas un camino nuevo, todo está por explorar y por conseguir pero lo más importante de todo es que tú has ofertado tu deseo de sumisión, de pertenencia, y ahora otro es dueño de cosas que solo un ser humano que realmente desee hacerlo puede entregar a otro.
Sobre las razones sentimentales... pues bueno sobre ésto habría mucho que escribir, porque he visto a algún esclavo que decía que eran sus razones ir de amo/a en amo, con el cinturón en la mano ofreciéndole a todos llevarlo por él... así que...
Sin embargo en ésto opino como Séneca, no hay mentira que se haga vieja. Al final el que pierde es el mentiroso, aunque hay gente que a fuerza de mentir se cree sus mentiras... pero en fin, este tipo más que nada lo que me inspira es lástima, eso sí, como dice este esclavo es o debe ser muy gratificante, ser honesto con uno mismo y entregarse a otro, disfrutar de una relación sólida, sin mentiras y con respeto, y que otro sienta que le perteneces y tú que eres suyo porque los dos, adultos, conscientes, habéis llegado a una relación de tal unidad, confianza y complicidad que uno de ellos ha decidido entregarse a otro como regalo total, entregar su voluntad y su placer, ¿que puede haber amor? podría, lo que pasa es que creo que en estos días la palabra amor se usa muy a la ligera, pero si no hay amor sí hay un cariño y un respeto sincero y eso junto a la química de una relación sexual buena, sana y libre es lo más cercano al amor que mucha gente va a estar del amor en toda su vida...
Y eso se lo dice por experiencia una que ha vivido bastante o sea, que ha andado "con las zapatillas que corren más" como decía mi hermana cuando la vestía mi madre para el colegio...
Sobre la excitación permanente en que vive un esclavo cuando lleva uno de estos aparatejos dan fe estas fotos que agrego a continuación, y que dan fe, de la cantidad de líquido pre-seminal que se puede acumular en un cinturón...
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